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Raúl Masa / Madrid.
Oficialmente desde hoy cada español tiene el derecho legítimo de poder soñar con lo que quiera y con lo que la imaginación de cada uno soporte. Como cenizos hay en todos los rincones, estará el que piense que Alemania es la mayor máquina de fútbol de la historia, o por el contrario, entre los que me incluyo, que llegados a este punto el Mundial sólo puede tener un color.
El partido vivido contra Paraguay fue simplemente uno de esos que pasará a la memoria del imaginario colectivo, y por una vez será con un final feliz.
Tras los dos minutos más locos en la historia reciente el fútbol, al menos que yo recuerde, después del penalti parado por Casillas y al instante lo que aconteció en el área guaraní, los fantasmas me agarraron el cuello y sacudieron mi optimismo.
Un penalti que entra, el transformado por Xabi Alonso, y que debe repetirse, se falla y en la jugada siguiente otro penalti sobre Fábregas de libro. Ante eso, una fila de imágenes ordenadas desfilaban por mi cabeza: el "no-gol" de Michel a Brasil, la jugada de Cardeñosa, el penalti de Eloy, la eliminación contra Yugoslavia, la nariz rota de Luis Enrique, el mano a mano de Julio Salinas, la mano de Zubizarreta, el robo de Korea o la despedida de Zidane... ya estaba, una más que añadir a tan larga lista negra de desgracias españolas.
Lo malo es que en ocasiones el carácter sin moldear de los españoles nos hace duros ante lo adverso y asumimos esos castigos sin dolor, total, una más. Mi cabeza ya estaba preparada para la derrota, España entera se aprendía de memoria la nueva excusa que debía poner para explicarles a generaciones venideras cómo un árbritro había hecho repetir un penalti.
Pero no, esta vez no. Como me explicaba instantes después del partido un buen comentarista de este Blog y colaborador de SHDC, Alejandro Vilas, Paraguay había jugado bien, pero España mejor y por eso ganó.
Personalmente creo que debemos de dejarnos la automasturbación excesiva del tiki-tika y pensar que los partidos, y más en un campeonato de eliminatorias, lo que se debe hacer es ganar. Si se juega bien y bonito mejor, pero eso es secundario. España debe aprender a ganar, que es lo que no ha hecho nunca.
Sobre el partido y algunos detalles, poco que decir. En esta clase de encuentros en los que la tensión hace que veas todo blanco o negro no se llevan a cabo las mejores conclusiones, pero me quedo con un par de detalles:
1. La polémica Torres. Sé que estas cosas no se pueden medir, pero si el gol es de Pedro en vez de Villa, el partido del asturiano fue malo. Me da rabia esa lapidación pública a Torres. Invito a repasar el partido y ver las ¡¡ 7 !! pérdidas de Villa, y los muchos pases mal dados. No soy fanático de Torres o crítico de Villa, es sólo que no estamos sabiendo valorar en su justa medida todo. Sí, Villa a marcado los goles, pero... ¿quién los va a marcar sino, Capdevilla?
2. La defensa. "Villa, Villa, Villa"... sólo oigo hablar de Villa, y en parte, debo entenderlo, lo asumo y valoro en su justa medida, pero la defensa de España está siendo de las que crean escuela. Con un gran trabajo en primera fila de mi odiado Busquets y Xabi Alonso, lo de los cuatro de atrás es de escándalo. Ramos, que se nota que no tiene mujeres y fiesta cerca, está haciendo un Mundial de lujo, Piqué y Puyol, simplemente un muro y hasta Capdevilla, que está muy justo físicamente, cumple perfecto.
Hasta aquí las valoraciones de un pobre soñador que sigue pensado que España ganará el Mundial. Al menos sé por ciencia infusa que estaremos en la final, ¿verdad "hermano"?, y luego, sólo el destino que hemos roto dictará sentencia.
Antonio Lucas "Lobo" / Cieza.
Uruguay se medirá a Holanda en la antesala de la final. El paisito se clasificó para semifinales de la mano de la diosa fortuna. Ghana estuvo a punto de ser la primera selección africana de la historia en plantarse en una semifinal de la copa del mundo, de hecho, tuvo un pie dentro, pero unos segundos más tarde la ilusión africana quedó empalada en un travesaño de madera.
Si el Holanda-Brasil ofreció fútbol y tensión el partido de anoche nos regaló los minutos de mayor emoción de este campeonato. Los cuartos han señalado el final del fútbol de garrafón.
Los descendientes del equipo del maracanazo comenzaron dominando el encuentro y asustando con los dos cañones que tiene en punta, no obstante, Muntari hizo el gol que materializaba la superioridad ghanesa en las postrimerías del primer tiempo.
En el minuto 56 Forlán empataba con un golazo, el Cid charrúa se convertirá en una leyenda nada más colgar las botas, palabra. Un jugadorazo.
Los africanos fueron más valientes en el terreno mortífero de la prórroga, fueron a por la victoria y por poco no la alcanzaron.
En el minuto 120 de la prórroga, tras una jugada loca, Luis Suárez paró con las manos en la línea de gol un balón que hubiese significado el triunfo africano. Expulsión y penalti a favor de Ghana. El delantero uruguayo se marchó llorando, en esos momentos no podía saber que había salvado a su equipo y que su expulsión bien valdría una semifinal de una copa del mundo, nunca una tarjeta roja fue tan importante.
Sonrisa del destino a la celeste: Gyan, uno de los mejores jugadores de este mundial, falló el penalti decisivo en el último minuto de la prórroga, la tristeza de un continente le sobrevino. Ghana se enfrentaba a la tanda de penaltis con la sensación asesina de habérsele escurrido el éxito entre las manos.
Gyan demostró qué clase de hombre es, fue el primero en lanzar para su equipo, convirtió la pena máxima colocando el esférico en la escuadra. Como el toro de Osborne…
En la lotería de los penaltis unos tenían mejores boletos que otros. Forlán abrió la tanda, haciendo aún más grande la herida del corazón negro. Muslera detuvo dos lanzamientos, dejando en las botas del “loco” Abreu la clasificación. Al “loco” no se le ocurrió otra cosa que lanzar a lo Panenka. Golazo. Bendita locura. Abreu ya no será recordado únicamente por “el gol de Abreu, Abreu, Abreu…” de aquel lejano y querido “El día después”. Uruguay en unas semifinales de la copa del mundo tras cuarenta años de peregrinación por el desierto.
Bendito fútbol, bendito Mundial. Disfruten.
Esta tarde, ¡PODEMOS!
Antonio Lucas "Lobo" / Cieza.
Brasil está en la final.
Ese era el titular amarillo que tenía preparado para este artículo al término de la primera parte de su encuentro de ayer tarde. No obstante, Holanda ha impuesto que mis palabras se tornen de color naranja.
Brasil-Holanda… cayó el mejor equipo. El favorito en las casas de apuestas dice adiós al Mundial ante una Holanda que derrochó esfuerzo en la segunda parte y tuvo a la suerte como aliada en forma de acierto, imprescindible a estas alturas del cotarro.
La selección de Dunga cuajó una gran primera parte en la que pudo sentenciar el encuentro, sin mostrar fisura alguna en su retaguardia y con electricidad pura en la punta de ataque. Robinho, con fuego en sus botas, marcó el 1-0 ante la pasividad de la zaga contraria y fue el mejor de los primeros 45 minutos, y probablemente el mejor Robinho de los últimos dos años. En la segunda parte simplemente desapareció, como muchos de sus compañeros. El descanso llegó y Brasil se frotaba las manos, mientras yo intentaba imaginar en rojo cómo romper el muro del emperador Julio César en una hipotética finalísima, menos mal que imaginar sale gratis.
Al comienzo de la segunda parte, los holandeses tiraron de la quinta marcha por primera vez en lo que va de campeonato, eso les hizo ganar metros y posesión. Sin embargo, Brasil parecía invencible, intocable, hasta que un balón aéreo de un bendecido Sneijder provocó el error conjunto del guardameta carioca (“Este gol será muy doloroso para mí siempre”, confesó Julio César entre lágrimas) y Felipe Melo, este último introdujo el balón en propia puerta. Ahí comenzó otro partido. Los cariocas empequeñecieron, los tulipanes se multiplicaron y dos futbolistas dejaron su impronta en el terreno de juego: Robben, enjaulado en el primer tiempo, acabó haciendo su agosto particular, desató sobre el césped su mundo feliz de regates cortos y velocidad vertiginosa, pidió el balón como un rey pide su cetro. Él atraía toda la atención e ira brasileña mientras Sneijder dirigía con pulso firme a la versión descafeinada de la Naranja Mecánica.
Todo se puso definitivamente de cara para Holanda cuando tras la expulsión del rufián Melo llegó el segundo gol, obra de Wesley Sneijder. Brasil estaba KO.
Dunga (que deja la selección) fue incapaz de solucionar desde fuera lo que se estaba perdiendo dentro. Tardó mucho en quitar a Bastos, que tenía la amenaza de la expulsión rondándole cual tuno ebrio a la fémina de turno, la pifió con la sustitución de su hombre-gol (L. Fabiano) cuando aún quedaban minutos para deshacer entuertos y no se atrevió a dar entrada a un jugador ofensivo y prescindir de uno de corte rácano, digamos Batista por Juan, cuando las entrañas de una selección ganadora por designio genético así lo clamaban.
Brasil ha sido un equipo impecable todo el campeonato, excepto cuando ha tenido que remar en contra, cosa que sucedió por primera vez ayer. Cuánto importa en el deporte el estado de ánimo, no deja de ser sorprendente cómo tal variable define, por ejemplo, quienes llegan antes a los balones divididos y quienes midiendo 1,70 rematan un balón dentro del área entre torres atléticas. La canarinha resultó un conjunto preso de la ansiedad y nunca hombres sin confianza ganaron nada en este juego.
Holanda encontró petróleo en las jugadas a balón parado y el hasta ahora todocampeón Sneijder supo tomar la batuta de un equipo que no merece llamarse la nueva Naranja Mecánica pero que ya es semifinalista del mundial. Para mi gusto, muchos gajos y poco zumo, la selección de Marwijk no define en forma de goles todo su potencial ofensivo y calidad individual y su defensa no es de las mejores, eso sí, obtiene el máximo beneficio con su juego, por ahora…
Antonio Lucas "Lobo" / Cieza.
Dije en su día que a la selección le llegaba el momento de demostrar su valía con el viento en contra, de superar un campo de minas creado por una injusta e inesperada derrota, la hora de los valientes... Así sucedió, Honduras y Chile pueden dar fe, ahora Portugal también, los valientes llegaron a octavos y ganaron.
La selección se enfrentó ayer a un rival de peso y consiguió vencer como vencen los grandes, como esos equipos que luego ganan cosas. En la siguiente estación nos aguarda Paraguay, más allá, en los aledaños de la finalísima, nos encontraríamos a Argentina o Alemania.
España hizo su mejor partido del campeonato, fue un equipo serio y con las ideas claras, mantuvo la mente fría ante un rival que sólo ofrecía a la testa roja un muro donde golpearse una y otra vez. Villa demostró porque es el mejor delantero del Mundial, Xavi silbaba “el tiempo pasará” mientras mostraba a los portugueses el significado de la palabra dominio, Ramos completó un partido notable y para Piqué ya no se me ocurren más halagos. La zaga se mostró firme y ordenada, rebosante de pundonor. En ataque, el equipo supo alternar la posesión con la profundidad, si bien es cierto que en ciertos lapsos de tiempo faltó algo de ritmo.
La entrada de Simba Llorente por Torres, que desgraciadamente todavía no está, dio mayores posibilidades al conjunto español, pues un equipo repleto de recursos “se encontró” con un jugadorazo que ampliaba aún más el abanico. Así es normal que pronto llegara el gol: minuto 62, jugada de Iniesta al borde del área rubricada por una sutil espuela de Xavi que culminó El Guaje. Justicia. Uno a cero y Portugal liquidado, condenado a perseguir sombras.
España jugó como se esperaba antes del accidente helvético, jugó como sabe. Asómense a la calle, el país tiene una bonita sonrisa.
Por su parte, Portugal ofreció un planteamiento muy pobre para alguien que tiene en sus filas a unos de los mejores jugadores del momento. CR9 se consumió en su propia ansiedad y frustración, sus compañeros y su entrenador contribuyeron a ello. Apuesto a que Cristiano desearía ser español, al menos durante un par de partidos.
Queiroz dejó patente una vez más que no está a la altura, su planteamiento fue rácano y estéril. Con el resultado en contra, quitó al único hombre que creó peligro a la retaguardia roja, Hugo Almeida. Personalmente, me alegro de que ayer el seductor luso claudicara ante el impasible bigotudo (guiños del destino), quien en un nuevo gesto de elegancia se acercó a saludarlo nada más terminar el encuentro.
Respecto a Del Bosque, tres observaciones: Primera, tal y como estaba el partido se echó en falta que quitara a un mediocentro (en este caso Xabi Alonso, que estaba tocado y además Busquet se estaba saliendo) para dar entrada a un jugón cual Silva o Cesc Fábregas. Contra un conjunto tan tacaño no era menester su querido doble pivote.
Segunda, acertó enormemente dando entrada a Llorente. A parte de que le saliera bien, lo que deseo resaltar es que era una de las opciones idóneas y el míster supo verla.
Tercera, Del Bosque mantiene su once titular de forma perenne, lo cual me hace plantear la siguiente cuestión: ¿no debería rotar a un par de jugadores ante los paraguayos? Eso serviría para dar descanso a algunos que quizá lo agradezcan y para dar a otros esa dosis de balón y protagonismo que necesitan, todo ello con vistas a una posible semifinal y a una finalísima. No se equivoquen, no se trata ni mucho menos de menospreciar al próximo rival, sino de aprovechar una plantilla que da mucho de sí. Tenemos muchas alternativas más que razonables de cara al próximo combate, para muestra un botón: Arbeloa por Capdevila, Cesc por Xabi Alonso y Mata por Iniesta. ¿Demasiado arriesgado?
El camino está dispuesto y el olor es de las grandes gestas. Siempre he defendido que un equipo debe cumplir ciertas “normas” para aspirar a lo máximo en un campeonato del mundo, y una de las principales es que el equipo debe ir de menos a más a lo largo del mismo, tanto a nivel individual como colectivo. El juego, el nivel de sacrifico, la inteligencia, la competitividad, el físico y el acierto deben ir in crescendo en cada partido. España cumple ese requisito, y nada apunta a que deje de ser así, al contrario. Así pues, no puedo evitar que una sonrisa disfrazada de esperanza se aloje en mi pecho de futbolero irremediable.
Tras dos días de pausa llegarán los cuartos, fútbol puro, Mundial de verdad: Holanda-Brasil, Uruguay-Ghana, Alemania-Argentina y Paraguay España.
Se puede soñar.
¡¡ PODEMOS !!
Raúl Masa / Madrid.
Desde que Italia y Francia se vieran las caras en algún aeropuerto sudafricano estaba claro que éste era el Mundial de las sorpresas y las selecciones menos tradicionales. Sobre esto he sido un férreo defensor, es decir, si franceses e italianos no estaban a buen nivel, no es sorpresa, es justicia.
Pese a ello, dando por bueno que Honda resulta que es el nuevo crack del fútbol, pese a la supuesta "buena marcha" de los equipos sudamericanos, incluso obviando que lo más importante de este Mundial parece la presencia de Sara Carbonero, se puede decir que la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010 ha comenzado hoy.
Alemania e Inglaterra han traído por fin a este Mundial la dosis de solera que necesita una competión de este tipo. No es una contradicción que primero diga que defiendo la ausencia de los "grandes" y luego asegure que hasta que no se cruzan entre ellos no hay Mundial, pero se quiera o no, hasta que algunas de las "grandes" no entra en liza contra otra de las "poderosas", no hay Mundial.
Además, ha sido un partido de esos que por circunstancias diversas quedará en la retina de la leyenda popular. Un gol fantasma, y nosotros sabemos de eso, ha sido una de las claves del partido. Con el marcador 2-1 y los ingleses apretando a por el empate, el árbritro y su asistente se han merendado un gol de los bueno.
Tras el descanso ambos equipos han salido titubeando y en una de estas los bábaros han hecho su ataque en ráfaga, ese que de repente ¡pim, pam, pum! y algunos de sus "polacos" te mete gol. Así hasta cuatro. Ahora a esperar rival que saldrá del México-Argentia.
Pata negra...
Ya que tengo este título que referenciaba ese sabor añejo de los grandes clásicos, voy aprovechar y comentaré algo sobre una de las verdaderas sorpresas de este Mundial: Ghana.
Realmente es sorpresa por lo que comentaba antes de sus escaso nombre a ninvel internacional en este tipo de tinglaos, porque por juego es sin duda una de las mejores selecciones de este Mundial.
Con mucho suspense ha conseguido clasificarse para 1/4 de final después de eliminar a los EEUU en un partido que llegó a la prórroga. Personalmente me quedo con dos jugadores que me están fascinando. Uno es el mediocentro Annan, y como dijo Julio Maldonado, Maldini, en la retransmisión, "no parece que sea africano". Como yo no soy un tremendista meticuloso tocahuevos, por el comentario que puede herir sensibilidades, creo que es cierto. Tiene un toque y una elegencia que ya quisiera para sí cualquier mediocampista francés o italiano. El otro jugador es Asamoah. De posición desconocida, se mueve en ataque y en defensa con una potencia y un saber estar que hace que los rivales no sepan cómo jugarle.
En definitiva, ojo con Ghana. Y con respecto a su rival, un equipo que no me gusta: Uruguay. Además, eliminó a una de mis apuestas para revelación, la selección de Korea del Norte. Totalmente inmerecido, los charrua pasan a 1/4 de final y espero que pierdan, lo digo así de claro. Por el bien del fútbol y porque sería bonito ver a Ghana en una hipotética semifinal con Brasil.