lunes, 29 de marzo de 2010

La importancia de llamarse FÚTBOL

Antonio Lucas "Lobo" / Cieza.

Quedan menos de ochenta días para el Mundial de Sudáfrica, los corazones se vuelven cada día más esféricos, llegado el momento, el planeta se postrará a los pies del deporte rey y millones de personas confundirán pasiones y deseos frente a las mismas imágenes de televisión.

La cuenta atrás toca a su fin y SHDC aportará su granito de arena a la vorágine de información relacionada con el evento balompédico con una serie de artículos sobre los mundiales.

El fútbol es importante, es categórico y urgente. Hay niños que sólo se siente uno más del grupo cuando hay un balón de por medio y hay adultos que únicamente se olvidan de todo cuando empieza el partido. El fútbol ha derrotado soledades y a él se aferran muchos de aquellos que no se parecen a la palabra melancolía pero sí a la palabra hipoteca. Por encima de todo, el fútbol es un juego, por tanto se trata de algo serio. El fútbol pone acotaciones en eso que llamamos nuestra vida, se mueve en los márgenes que separan lo necesario de lo superfluo, y es que hemos llegado a un punto en que cuando hablamos de fútbol no sabemos si realmente se trata de una gran mentira tomada por cierta o de una gran verdad falseada y ornamentada en exceso. El caso es que su poder es ineludible, así pues, al César lo que es del César.

Cuando el día 11 de junio comience a rodar el balón todo será distinto. En el universo futbolero, para regocijo de unos y otros, Casillas será blaugrana y los madridistas podrán decir que Iniesta es de su equipo. La Roja unirá a un país erosionado por la crisis económica, pero ávido como siempre de logros deportivos. El 11 de julio la Champions sólo será una fulana, la liga ni eso.

La verdad es única y redonda: se llama fútbol

sábado, 6 de marzo de 2010

Malos augurios para Francia en el mundial

Héctor Rubio / Madrid.

En el último partido disputado la selección española de fútbol “chorreó” a la francesa en el parisino estadio de Saint Denis ganando de una manera insultantemente fácil por cero goles a dos. Los tantos de Villa y Ramos fueron suficientes para doblegar a los galos en un partido a medio gas de la Roja.

Quién haya visto ganar un Mundial y una Eurocopa a la Francia de Zidane, anhelará su magia, los goles de un Henry joven, la colocación y clase de Youri Djorkaeff, la contundencia de Marcel Desailly, el oportunismo del mejor Trézéguet, la solidez defensiva de Thuram, Lizarazu o Blanc, la jerarquía de Deschamps.

El único superviviente de todo ese equipo que dominó el mundo en el ocaso del último milenio es un Henry que pasea su estilizada figura francesa por el campo como alma en pena. El resto del equipo es un desastre, al díscolo Anelka no le llegan balones y él es un rematador nato, no es de los delanteros que se fabrican la jugada desde tres cuartos de campo. El responsable de asistirle, Yoann Gourcuff parece una mera sombra del futbolista que dirige y lidera brillantemente al líder de la Ligue 1, el Girondins de Burdeos.

El centro del campo del país vecino es un caos. ¿Por qué dos mediocentros defensivos fijos delante de los centrales? ¿Que sentido tiene poner a Lass y Toulalan juntos? Será que los mediocentros creativos franceses son todos Escorpio y no los quiere el bueno de Raymond Domenech. El astrólogo de los campos tuvo que escuchar gritos pidiendo su dimisión casi todo el partido, pero ahí sigue, resistiendo cual numantino.

Dijo el seleccionador más odiado del panorama europeo que se sentía aliviado porque solo se encontraría a España en una hipotética final y que ya pensaría como pararles llegado el momento. Desde aquí le recomendaría que no perdiera el tiempo, Francia no llegará a la final del Mundial y tengo serias dudas de que pasen la fase de grupos porque México y sobre todo Uruguay no van a regalarles nada.

En conclusión, que no se lleven ropa para muchos días a Sudáfrica, que esta selección francesa o cambia mucho o pronto vuelven a casita.